Walt Disney tenía una extraordinaria habilidad para conectar su creatividad con una estrategia de negocios exitosa y el principal capital con el que contaba Disney era la creatividad, donde convertía las fantasías en expresiones concretas y reales; era algo así como tomar algo que existe sólo en la imaginación y llevarlo a una expresión material donde la experiencia de otros influía de una manera positiva.
Disney exploraba algo desde tres diferentes posiciones perceptuales: el soñador, el realista y el crítico. La creatividad involucra la coordinación de estos tres. Un soñador y un realista podrán crear cosas, pero puede que éstas no sean muy buenas sin un crítico, ya que el éste ayuda a evaluar y a refinar los productos de la creatividad (nosotros podemos generar muchas ideas, pero no todas son buenas).
El soñador es necesario en la generación de nuevas ideas o ideales, el realista transforma estas ideas en expresiones concretas y el crítico sirve de filtro o estímulo para el refinamiento.
Disney lo decía de esta manera: "La persona que está concibiendo la idea debe ver claramente en su mente cada elemento que lo conforma (soñador). Debe sentir cada expresión y cada reacción (realista). Debe tomar distancia suficiente de su historia para echarle una segunda mirada (crítico)".
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